Nuestra relación con el resto de los animales se haya en un momento inédito: entre la conciencia de la crisis ecológica y cómo esta se encarna en todos los seres vivos, por un lado, y la inercia de milenios de sometimiento, por el otro. Entre la liberación animal y la conservación de lo que hasta ahora ha significado ser ?humano?; entre el terror ecológico y el placer carnívoro. El uso de los animales no solo encierra un núcleo inextirpable de crueldad que siempre se traslada a nuestra relación con otras personas, sino que es una de las actividades que más gases de efecto invernadero emite, es la principal causa de deforestación de la Tierra, el motor de la crisis de biodiversidad y el desencadenante de las pandemias más graves. No importa que esto en algún momento fuese un debate solo moral, pues en breve será ya un conflicto político decisivo. Pero no tenemos por qué entender esta transformación como un conjunto de renuncias. Quizá más allá del reino animal y de la dictadura humana esté el mundo que también los humanos deseamos: la república animal. Javier Martínez - Jan Dutkiewicz y Gabriel rosenberg