Dos mujeres -una filósofa y una directora de cine- son convocadas a comienzos de 2020 a participar de un evento cultural con resultado incierto. Durante diez días tienen que intercambiar mails sobre el tema de la memoria y luego transformar esas misivas en una suerte de performance. Hay que decir que ellas, Esther Díaz y Albertina Carri, no se conocían de antemano ni se frecuentaban. Estaban al tanto del trabajo de la otra, pero nunca habían dialogado. Lo que a priori parecía sencillo se fue complejizando, porque la pandemia irrumpió y con ella se enrarecieron todas las interacciones. El horizonte de una performance de a poco se fue apagando, pero el diálogo siguió fluyendo como un manantial secreto en medio de una helada. Lo que empezó como un encargo se convirtió muy pronto en descubrimiento y aventura. ¿Puede una desconocida ser depositaria de confianza y apego cuando el mundo se nos vuelve ajeno? ¿Hasta dónde pueden llegar las confesiones transgeneracionales entre dos mujeres fuertes pero también vulnerables? De este primer intercambio a distancia comenzó a brotar la forma de un libro. La parte inicial