En estos seis relatos de inspiración gótica, Alicia Sánchez Martínez nos lleva a un mundo de niñas descarriadas, de malas madres y malas hijas, de decadencia oscura. Ambientados en una Barcelona reconocible, aunque ficticia, tensan al máximo las posibilidades de lo real para invadir ese terreno ambiguo que hay entre el sueño y la vigilia, esa tierra de nadie en la que todo es posible. Con ese dulce líquido como hilo conductor -un líquido que a veces es sangre y otras, leche o fluidos estrechamente ligados al cuerpo de la mujer-, nos sumergimos en los mundos prohibidos de la reproducción y del sexo. Partos traumáticos que acaban alumbrando monstruos, mujeres que se transforman en bestias, amputaciones que deforman el cuerpo y el alma, madres castradoras que persiguen a sus hijas como fantasmas. En definitiva, una exhibición de pesadillas que navega en atmósferas densas, un rompecabezas conformado por piezas distintas entre sí, pero con un mismo objetivo: reflejar el lado más oscuro del universo femenino.