Francisco de Goya se encuentra en Cádiz, recuperándose de una terrible enfermedad que le ha dejado sordo, con terribles fiebres, jaquecas y alucinaciones. Está teniendo visiones terribles, cosas del
otro mundo que le asedian, visiones de muerte que más tarde se harán reales en los campos empapados en sangre de la Guerra de la Independencia. Quizá esos monstruos no sean reales
pero su amigo Asensio Julià sí lo es y él forma parte de ese otro mundo.