Poco antes de fallecer en enero de 2018, Ursula K. Le Guin mantuvo una serie de conversaciones con su amigo David Naimon sobre el acto más profundo e íntimo que puede llevar a cabo una mente creativa: el de escribir. Es a través del ejercicio de la escritura, que se alimenta del poder de la imaginación, como transmitimos las mejores historias. Naimon y Le Guin planeaban reunir sus charlas en un libro que funcionara como un diálogo amistoso sobre el placer de imaginar y la vocación de escribir, dirigido a todo aquel que quisiera indagar en el misterio de la creación. Para Ursula fue su última obra –aunque no pudo revisarlo por completo, sí llegó a supervisar una buena parte del texto–, y para David Naimon el cumplimiento de un sueño: había accedido a la sabiduría de la mejor escritora americana de ciencia ficción y fantasía del siglo XX, y con este libro la podía compartir con el resto del mundo.
Estas conversaciones sobre la escritura están divididas en tres bloques temáticos: el primero sobre la narrativa o la ficción (el oficio de escribir, la estética del texto, la filosofía que se filtra en la ficción de obras mayores como La mano izquierda de la oscuridad o las novelas del ciclo de Terramar), el segundo sobre la poesía y el componente lírico de la prosa de Le Guin y, finalmente, sobre su acercamiento productivo y caudaloso al género del ensayo y la crítica literaria. Cada forma de escribir tiene su método, su oficio y su misterio, y de manera tan amena como cándida la autora comparte su visión sobre ese fuego invisible que mantiene la imaginación siempre activa. Además, el libro se convierte en un breviario de observaciones lúcidas sobre temas tan diversos como las guerras culturales, el papel de la mujer en la literatura, la presencia de la naturaleza en las historias de Le Guin, y una sólida defensa del género fantástico. Todo ello hace que este testamento del pensamiento de Le Guin funcione también como un valioso manual de inspiración y motivación para una vida atenta y creativa.