Este libro no se pre64257;ere en el vaso de la individualidad, expresa hábilmente vivencias personales, pero que son, a la vez, completamente universales; le pone cuerpo a nuestro sentir. Casi podemos escuchar los sonidos que emiten sus páginas, porque se convierten en palabras llenas de sentido, de color, de sonidos articulados. Es un libro vivo que recomiendo leer y releer, poesía y prosa, verso puro, lírico desde lo interior. Imperdible. Humberto Ortega ¿Dónde empieza la sombra y dónde termina la luz? Elízabeth Echemendía resuelve en este libro luminoso la paradoja del tiempo en círculos: «somos» porque «des-aparecemos». Y para ello, se vale de la semilla del poema más que de la palabra del poema, donde sólo es posible la vibración del silencio: «Vivo con el agua / mi silencio con tu voz», dice. Voz oracular que transita en estas líneas con sus propias mitologías: la del amor y la del temor; opuestas porque se complementan y se confunden en nos-otros. La terrible belleza de la luz no sería posible sin la belleza de la sombra y estos poemas lo demuestran, como cocuyos de papel que brillan para guiarnos en la oscuridad. Nilton Santiago