En la mesa familiar no hablan de las personas trans, nadie nos nombra en voz alta; en la escuela no existimos; en el amor somos lo oculto; en las cicatrices somos lo repulsivo; en los libros no hay cuerpos como los nuestros; en la niñez somos lo equivocado; en la adolescencia, el abrazo negado, y en la adultez estamos solos.Hoy decido compartir una parte de mi historia, con los miedos, con los dolores, con el desconocimiento y con la verdad que me hizo aceptarme para poder convertirme en quien soy. Lo hago con la ilusión de que estos relatos le sirvan a alguien para seguir resistiendo.